LA OCIOCIDAD Y LA ZOOFILIA
LA OCIOCIDAD Y LA ZOOFILIA��.por..Mapmaker-Erotikat
La ociosidad es la madre de muchos vicios sobre todo si uno es un ser que siente curiosidad por experimentar sensaciones eróticas.
Me excitaba ver a los perros copulando, veía como el perro giraba alrededor de la perra en celo y esta al aceptarlo levantaba el rabo dejando expuesta su sexo; era como una invitación a ser penetrada.
Luego se encaramaba en sus ancas aprisionándole las caderas con sus patas iniciando un tanteo con la punta del pene, buscando el orificio que se mostraba brotado e hinchado. El pene mostraba la punta fuera de la funda de piel peluda y el can se meneaba hacia delante y hacia atrás, la perra en celo estaba atenta, firme sobre sus cuatro patas esperando la copulación.
Una vez localizada la entrada, el perro iniciaba una frenética embestida dejándole ir todo el falo dentro del sexo de la perra, al conseguir la penetración total, sus movimientos disminuían, luego se desmontaba pero quedaba enganchado de la perra por un período de diez a veinte minutos luego que salía su falo rojizo aún erecto mostrando en la base una grosor considerable, salía chorreando semen y el animal procedía a lamérselo hasta que recobraba su tamaño normal desapareciendo dentro de su funda.
Contaba en ese entonces dieciséis años y tenía una mascota llamada Capitán, una mezcla de labrador con perro callejero, pelo negro, corto y buen tamaño.
Era hijo único y mis padres trabajaban por consiguiente me quedaba largas horas en compañía de Capitán.
En una de esas situaciones, empecé a palparle el falo y sentí como empezó a crecer asomando la punta fuera de la funda de piel, Capitán flexionó su trasero al tiempo que buscaba su satisfacción, comencé a masajearle el miembro sacándoselo por completo; Capitán inició un meneo buscando donde apoyarse mientras yo lo pajeaba, sentí en mi mano los estertores de su falo al empezar a expulsar semen y vi con asombro como se formaba una hinchazón en la base del pene pegado a sus testículos, esta era de forma irregular como de un diámetro de dos pulgadas dura y musculosa.
El pene se cimbreaba al tiempo que el semen continuaba saliendo; este no era espeso como el mío pero tenía la misma calidad pegajosa, el can continuó manando líquido seminal, mojando el piso y dejando un olor acre en el ambiente; poco a poco fue disminuyendo de tamaño hasta desaparecer dentro de su funda.
Capitán estaba satisfecho porque era la primera vez que tenía desahogo sexual ya que era un pero de casa y nunca había salido de ella a no ser que lo paseáramos atado a una correa.
La idea de sentir lo que sentía una perra el copular me empezó a rondar la mente.
Planifiqué todo, alfombra, puertas cerradas, cortinas corridas yo y capitán. Me desnudé y me puse a jugar con él sobre la alfombra, me ponía en cuatro patas al tiempo que Capitán saltaba alegre a mi alrededor.
En una de esas, me olisqueo el ano dándome unos lametazos que me erizaron la piel; como si intuyera mis deseos se monto sobre mis caderas; yo me sostuve con una mano y acomodé sus patas alrededor de mi cintura; luego dirigí mi mano hacia su falo y lo encaminé a la entrada de mi culo virginal.
La punta estaba húmeda y pegajosa, la coloqué exactamente en el orificio y Capitán me embistió ensartándome e iniciando una serie de penetraciones rápidas, sentí la invasión de su caliente pedazo de carne; estaba pesado y sus embates me empujaron hacia delante haciendo que perdiera el equilibrio el cual controlé apoyando ambas manos en el piso para disfrutar esa sensación enervante y desconocida para mí.
Capitán arqueaba su lomo empujando todo su miembro dentro de mí, sentí sus peludas bolas golpeando mis testículos y una sensación de llenura inundaba mi recto por el semen expelido y la hinchazón en la base de su miembro que se estaba formando.
Los movimientos cesaron y Capitán se desmontó quedando acoplado a mi ano.
Sentía la presión de aquel anclaje en mi esfínter debido al peso de mi perro y la tracción que ejercía al tratar de retirarse de mis glúteos.
Apreté lo más que pude mi ano pues la presión se tornaba dolorosa, bajé mi mano y empecé a masturbarme; no aguanté mucho la lujuria y empecé a eyacular, sentía las contracciones de mi ano sobre el musculoso retén, por mis muslos bajaban chorros de esperma canina, me desmadejé y la presión del cuerpo de Capitán hizo que aquel anclaje de carne dilatara mi esfínter saliéndose de mi interior dejándome el orificio entreabierto y manando líquido seminal.
Una sensación de escozor quedó en la entrada de mi ano, me tendí exhausto sobre la alfombra al lado de Capitán que lamía su pene hasta lograr que desapareciera dentro de su funda, una vez logrado esto, dirigió su hocico hacia mis nalgas limpiándome todas las partes impregnadas con su semen.
3 respuestas
-
No te lamentes de gozar y de hacer gozar a tu perro, mientras no se hagan daño y les produzca placer en el momento y alegria poeterior de ser capáz de satisfacer tu líbido, y además la satisfacción de cumplir con tu fantasia sexual, cuida eso si el aseo de los dos
-
Еstоy complеtаmentе dеsnudо. ¿Quiеre ver unа imаgen? – http://analsex4.fun
-
Stop jerk off. I know a site where thousands of single girls are waiting to be fucked. Look at them: http://xnice.fun/rt
Deja un comentario
Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.