Llegué a casa muy temprano para preparar unos papeles, al entrar a mi habitación oí unos gemidos y me asomé al jardín. Quedé paralizado al ver a mi bella esposa tirando y gimiendo ruidosamente con el jardinero. No podía moverme y mi pene se erectó con violencia. Allí sobre una toalla en el jardín estaba mi rubia esposa teniendo sexo salvaje con un negro muy alto y fuerte. Oí a mi mujer llegar a un orgasmo, luego a otro, y finalmente un tercero, mientras ese hombre eyaculaba dentro de ella. Mientras se recuperaban se besaron con deseo, y vi salir su pene negro de la nívea vagina de mi esposa. Era enorme y grueso, mucho más grande que el mío.

El dijo algo en el oído y tomó su bello trasero, buscando deslizar uno de sus dedos en su ano. Mi esposa siempre había rechazado esas caricias por considerarlas sucias, pero a él le levantó el trasero ofreciendoselo, y oí que le decía que mañana la extrenaría. Karla rió y agarró su pene, pero el le dijo: No mi amor, espera mañana para comerme doble tus tres platos. Mi esposa rió y lo beso diciendole algo que no escuche, pero el jardinero le dijo que no riendo.

Me escabullí de casa y llame a Karla diciendole que iría temprano, pues viajaría esa noche por 2 días. Karla me dijo que no iría al gynmnasio para verme, pero insistí que no dejara de ir.

Dormí en el ático y en la mañana escuche a mi esposa decir a nuestra hija de 15 años que iría a comprar unas cosas y no volvería hasta mediodía.

Mi hija llamó por teléfono y unos 30 minutos después llegó una de sus lindas amigas. Al verlas acariciandose desnudas en la piscina, descubrí que gisela era lesbiana, y su madre puta.

A mediodía se vistieron y Gisela y Nicole se fueron a casa de esta última, pues sus padres no estarían el fin de semana.

Fuí testigo y filmé como aquel negro desvirgaba a mi mujer por el ano, dandole un gran placer. Por dos días no se vistieron y copularon como locos, en todos los rincones del jardín, lo cual le gustaba a ambos.

Después de ese día me busque una bella amante negra con quien me satisfago plenamente, llevandomela en mis viajes de negocios.