Soy Carla trans por naturaleza y lógicamente tv como consecuencia, y mi primer novio en la secundaria, fue el primero en regalarme pantys y tangas que me ponía para él, pues aunque ya usaba bragas de mujer aún permanecían en clóset.

Cuando llegué a la capital y entré a terminar la secundaria, me hospedé en la casa «de asistencia» de una paisana, pero saliendo de la secundaria, yo entré a estudiar la preparatoria y mi novio se puso a trabajar porque es de familia pobre, él entró de franelero y lava coches por lo que sí sacaba sus buenos pesos, y fue cuando nos pusimos en busca de un cuarto para tener más intimidad él y yo, y poderle demostrar que lo quería dándole mis soñadas nalgas.

Mi familia no es muy pudiente pero con su ayuda para seguir estudiando me ayudaron con un dinero, con el mismo que compré un carro de alquiler (con placas), y se lo di a trabajar a mi novio, y lo más pronto que pudimos conseguimos una sencilla vivienda de un cuarto con cocina y baño, y ese sería nuestro nidito de amor donde podía andar desnuda o vestir con las prendas que le gustaban a mi novio, negligees, baby dolls, tangas y tops y toda la ropa de mi «clóset» que empecé a lucir como cualquier mujer sensual; y mi novio encantado viendo como me vestía nomás para él, y el día que cumplimos un año de novios fue cuando preparé una cenita y con velas y un negligee blanco sin panty fue como lo recibí, fue un viernes inolvidable pues ya me había yo entrenado con un plumón y un desodorante grueso, para recibir en mi orto la entrada de noviecito lindo.

Desde que entró y vio el ambiente acogedor no me quitaba su oscura mirada de mis ojos negros que le gustaban mucho, de mis senos ya más creciditos (32B), y de mi vientre y mis nalgas que eran su adoración, cenamos ligero y brindamos con sidra y luego de lavarnos los dientes, nos fuimos a la cama a juguetear y amarnos como solíamos hacerlo, caricias por todos lados, chupaba mis senos como bebé y hurgaba mis nalgas para dedearme una y otra vez, hacíamos el 69 y nos nalguéabamos y no sabíamos qué hacer, hasta que le dije. «ahora sí mi rey dame por la cola agujérame el culo méteme la verga mi amor.

Él se quedó sorprendido pues le había dicho que me quería casar de blanco, y él, sumiso y pasivo aceptó siempre mis condiciones porque me amaba, ya me había presentado con «mis suegros», y hasta fuimos un fin de semana al puerto de Acapulco donde tenían familiares sus padres y él oriundos del puerto; y yo había sido muy admirada por sus primos y tíos y en la playa cada que podían me desnudaban (del micro bikini de acrilán negro que llevé); y al despedirnos le dijeron sus tíos: «no dejes ir a la muchacha está muy bonita y para mejorar la raza»… y eso a mí me gustó mucho que hasta prometí vover casada con él.

Le estuve chupando la verga hasta que casi me ahogaba nomás con la tercera parte de los 23 Cm de largo por 15 de grueso, deliciosa vergota de mi amor que me iba a comer; hasta que decididamente le dije ¡ya! Ahora sí… el me quiso levantar las piernas para ver los gestos que hacía, pero yo preferí la posición más puta como perra «a cuatro patas», pues lo creía más propicio para el vergón de mi Kalin, me estuvo lamiendo largo y ancho de mu culo y lamió sutilente mis pliegues y mi ano, luego metió un dedo con trabajo, que sentí rico por ser su dedo, y ya bien caliente me puso un lubricante que yo de antemano compré, él también se embadurnó el pito al ras de las bolas «de boliche», y me puso la babeza en el ano mientras me decía: «mi nena lina mi putita mi cielo mi amor, abré las piernas más y afloja el culito mi vida, morenita preciosa virgencita de mi amor… y yo pujando sintiendo cada rempujón que hasta los pedos me sacó, pero todo sacrificio tiene su recompensa y luego del dolor viene la felicidad, cuando mi recto asimiló la vergota de mi amor y se lo empezó a comer sabrosamente, pues hasta hacía: «cloa, cloa, cloa, cloa; el pito entrando y saliendo; y pla, pla, pla, pla; al rebotar sus pelotas de fronton en la pared redonda de mis nalgas.

Y esa fue mi más dulce prueba de amor, ya que a pesar de mis pequeñas discusiones con mi «esposo», y haberle sido infiel con 2 ó 3 hombres, francamente para mí no hay otro amor ni otra verga más querida que la de mi sueño Kalin.