Era un viernes normal y corriente, estaba jugando con mi hermana Leyre de 14 años de edad, mientras mi hermano Juan de 13 años de edad estaba en su cuarto viendo televisión. En eso, mis padres nos dicen a mí hermana y a mí que se van a ir de casa, porque habían quedado con sus amigos y que probablemente no llegarían a casa hasta la madrugada del día siguiente, en torno a las cinco o seis más o menos. Como era de esperar me dejaron a cargo de cuidar la casa y también de que mis hermanos no se estén peleando todo el rato, así que les dije que no tenía problema y que disfruten la velada.

Así, una hora después estábamos completamente solos los tres en la casa, decidí echar un vistazo a mi hermano y lo vi jugando con el móvil, por otro lado, mi hermana se estaba duchando, así que aproveché ese momento para ponerme a hacer mis cosas, en eso, como un cuarto de hora después, escuché un sonido en la puerta. Leyre me dijo que qué era eso, asustada, pues sabía que no eran nuestros padres, y en efecto no lo iban a ser. Como “responsble” decidí ir a mirar, cuando de repente desde el hall veo la puerta abrirse de par en par. Yo estaba asustada, no sabía que hacer, pues de repente 3 personas enmascaradas habían irrumpido en mi casa.

Cuando los tres ladrones me vieron fueron inmediatamente a por mí, quien, idiota de mí, decidí que era buena idea ir a mi cuarto, el mismo que compartía con Leyre, así que de un momento a otro nos habían enocntrado a ambas. Uno dijo que qué hacer con nosotras, a lo que otro hombre decidió que era buena idea aprovechar esta “situación”, así pues, nos obligaron a desnudarnos, mientras grababan todo con un móvil, luego nos ataron y nos llevaron a la cama, que al dormir mi hermana y yo juntas era de matrimonio. Allí dos chicos comenzaron a sacarse la polla y a meterla en nuestros vírgenes coños, no sin antes hacernos cosquillas en estos para que estén mojados y entren mejor.

Mi hermana y yo gemíamos como putas, como ellos dijeron y si no llega a ser porque teníamos la boca bien amordazada algún vecino se abría percatado de la situación y hubiera llamado a la policía. De un momento a otro mi hermano, el que llevaba callado un buen rato alza una pregunta al aire: ¿¡Leyre has terminado de ducharte!? En ese momento los ladrones se quedaron en shock, no esperaban que hubiera alguien más en la casa, así pues, el que estaba grabando todo dejó el móvil en un sitio fijo y fue a por mi hermano Juan y le trajo a la habitación donde nos vió desnudas, atadas, indefensas y siendo violadas.

De un momento a otro el tercer ladrón, el cual tenía a mí hermano le ordenó desnudarse entero, obviamente al ir armados y viendo la situación no tuvo otra opción que aceptarlo. Su polla salió a la luz, debo decir que tanto Leyre como yo nos sentimos excitadas al vérsela a mí hermanito Juan. De hecho los dos ladrones que nos estaban violando lo notaron y aprovecharon eso para manosearnos bien las tetas. Mientras el otro obligó a mi hermano a poner su polla cerca de nuestras caras y a pajearse viendo a sus dos hermanas siendo unas putas de primera. Y así pues comenzó con ello, hasta que de un momento a otro se vino en nuestras caras y los otros dos ladrones en nuestras vaginas, ahora no vírgenes. Mi hermano Juan comentó que se sentía raro, pero que le gustaba lo que veía, así pues decidieron hacerle algo más.

Mientras a mí hermana y a mí nos obligaron a besarnos y nos ataron juntas para así follarnos el buen culo que teníamos, el tercer ladrón se desabrochó el traje negro y dejó vislumbrar un par de tetas grandes, y es que resultó ser una mujer, la cual cogió el pene de mi hermanito y se lo llevo a sus pechos y le comenzó a hacer una cubana, ahí dijo que eran mejor que las que nosotras dos se las hacíamos, eso nos sonrojó y la ladrona no conforme con eso decidió acompañar la cubana con una buena mamada. Mi hermano estaba en la gloria disfrutando de la mejor mamada y cubana a la par de su vida, mientras, sus dos hermanas estábamos siendo penetradas sin piedad por los buenos culos que según los ladrones teníamos, a la par que nos los sobaban y hasta pegaban.

Mi hermano se vino a la par que los ladrones en nuestros culos, nosotras dos suplicabamos clemencia, pero no la iban a conceder, y es que dijeron que ya que teníamos buenos pechos y bocas dejáramos de usarlos para cosas inútiles y les demos placer a estos, y así nos obligaron tanto a Leyre como a mí hacerles una cubana con mamada incluida. El ladrón al que le tuve que hacer eso dijo que la chupaba exquisita, lo cual de cierta forma me sonrojó, e incluso me animó a hacerlo mejor, y de mis pechos dijo que eran una nube a la par que los pellizcaba, mordía, lamía y hasta sobaba. Por su parte, el ladrón de Leyre dijo que le gustaba mucho que se la chupara mientras la tiraba de la coleta y que sus pechos estaban bien ricos. Finalmente, la ladrona cogió a mí hermano y le hizo una paja con sus manos haciéndole caerse de tantas veces que le hizo venirse, hasta que al fin los ladroensnse vinieron en nosotras.

Finalmente, los dos ladrones nos obligaron a usar nuestros dulces y delicados pies para hacerles una paja, no sin antes hacer lo mismo con nuestras manos, a la par la ladrona cogió el pene de Juan y decidió hacer una paja con sus pies, pero le dijo que estaba vez le tocaba sufrir a él y es que con un juego de dedos de pies le taponó la salida de su polla y hasta que no logramos Leyre y yo hacer que los ladrones se vinieran con nuestras manos y pies ella no le dejó terminar a mi hermano, el cual suplicaba que le dejara terminar ya, pero de nuevo, alnigusl que con nosotras fue inútil las súplicas. Y así, los tres estábamos en tirados en el suelo llenos de semen, pero esto no terminó, y es que nos obligaron a Leyre y a mí hacer a nuestros hermanos una doble paja de manos, luego una de cubana, luego una doble mamada y finalmente una doble paja de pies, a la a par los dos ladrones nos follaron culo y vagina todo lo que quisieron y más. Para así, luego hacer que mi hermano nos folle nuestras vaginas y culos, cosa que aseguró disfrutar muchísimo, tanto que a día de hoy, cuando nuestros padres se van lo hacemos.

Y así agotados de ser follados por los tres ladrones y por nosotros mismos nos dejaron ahí atados chupando el pene y los huevos de mi hermano Leyre, mientras Juan me la metía en el culo. Tras esto, robaron todo tipo de joyas y cosas tecnológicas. Al llegar mis padres y ver todo el desastre se llevaron un susto de muerte, pero más cuando nos vieron a los tres llenos de semen atados tal y como comenté.