
Por
Anónimo
El Juego de los Tres - Mi inicio en el sexting
Todo comenzó de manera inesperada. Ellos, una pareja cercana a mí, me enviaron un mensaje por WhatsApp una tarde, preguntando cómo estaba. Al principio, la conversación fue normal, pero poco a poco, la dinámica cambió. Comenzaron a compartir detalles íntimos sobre su relación, cómo disfrutaban explorar nuevas fantasías juntos y cómo la comunicación abierta los había acercado más. Sus palabras eran cautivadoras, y aunque me sentí algo incómoda al principio, no pude evitar sentir curiosidad.
Con el tiempo, sus mensajes se volvieron más atrevidos. Hablaban de la excitación que les provocaba incluir a alguien más en sus juegos, aunque fuera solo a través de palabras. Me aseguraban que no había nada de malo en ello, que era una forma de conexión y diversión mutua. Su confianza y complicidad eran tan evidentes que, poco a poco, comenzaron a romper mis resistencias. Me sentí halagada, intrigada, y aunque lo negaba, algo dentro de mí quería saber más.
Finalmente, una noche, después de varios días de mensajes coquetos y sugerentes, me propusieron directamente tener conversaciones eróticas con ellos. Me explicaron que no buscaban nada físico, solo el placer de la imaginación compartida. Su sinceridad y la forma en que me hicieron sentir especial me convencieron. Acepté, no sin cierta timidez, y así comenzó un juego de palabras que nunca había imaginado ser parte.
Con el tiempo, aprendí a disfrutar de esa dinámica, aunque siempre mantuve cierta distancia emocional. Fue una experiencia que me enseñó mucho sobre los límites, los deseos y la complejidad de las relaciones humanas. Aunque nunca llegó a más, aquella etapa quedó marcada en mi memoria como un capítulo inusual, pero inolvidable.
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