Fue en la animada fiesta del pueblo, serían a las seis de la mañana, poco después que pasara la serenata de los gallos, el albor rojizo del sol se asomama por sombreros de las montañas, sin embargo la luna llena había trasnochado y allanaba por la ventana del cuarto en donde esa madrugada dormía mi hermana en su lecho. Su estera estaba por mi costado, y yo yacía sobre de un petate en compañía de un tío. Entonces, al repicar el campanario para llamar a los feligreses a la primera lirurgía del día, mi descomunal y linda hermanita se levantó dejando las sábanas de manta bordada, con una corta bata de color ladrillo que le quedaba ceñida hasta la mitad de los suculentos muslos, y antes de que ella se atara bien el cinto, puede ver el relieve de su oscuro y rizado monte de Venus. Luego, ya en pose frente al espejo, cuando ella cepillaba la cortina negra de su pelo, de pronto, bajó la mano diestra para levantar su batita, y el dedo índice de su fina mano lo introdujo en la profunda barranca de sus posaderas… para rascarse la erótica comezón de sus pliegues, saciando así la calentura en su culo de plenilunio.

Nota: Por qué está bloqueada la poesía erótica «BAÑO FILIAL»… Gracias.