
Por
Anónimo
SIN FRENO I
Es dificil saber cuando empieza la sexualidad de un hombre, seguramente cuando somos amamatados obtenemos algun tipo de satisfaccion sexual.
En los primeros a_os de mi vida, hasta donde me alcanza la memoria, quiero recordar que me entretenia con un juego en solitario en el que me introducia un dedo por el pene, y moviendolo en sentido rotatorio, me producia un placer sensual extraordinario, y hasta conseguia que aquella colita infantil, alcanzara un volumen superior al de una situacion normal. Naturalmente no pasaba de ser una situacion placentera que podia prolongarse sin completar ningun tipo de relax, pero de todas formas creo que se podria considerar una satisfaccion sexual.
Debia tener seis a_os cuando jugaba a medicos con una vecinita; y al ver, tocar, y sobre todo oler su sexo, me producia tambien un grado de excitacion, que si bien no llegaba a realizarse plenamente, si conseguia aumentar el tama_o de mi pene y acelerar mi circulacion, creandome un placer nuevo, al que habia que a_adir el morbo de estar haciendo algo prohibido.
Seria a la temprana edad de once a_os cuando tuve la primera eyaculacion.
Fue una experiencia inolvidable por el placer y el miedo que me causo. Hacia algun tiempo que me excitaba mirando fotografias de chicas en ba_ador. Todo me servia, cromos de artistas de cine, fotos de revistas, etc… Por aquel tiempo habia entrado a servir en casa una chica de pueblo que tendria unos venticinco o ventiseis a_os. Era morena con el pelo algo rizado, tez muy blanca y cuerpo muy bien formado; la cara no era ni bonita ni fea, pero tenia un lunar en la mejilla que le daba mucho encanto. La mirada era tan penetrante que leia tus pensamientos; y tenia una energia y una actividad tan dispuestas que la hacian imprescindible en la casa.
Como no teniamos dormitorios suficientes, y yo aun era muy ni_o, nos pusieron a dormir juntos, asi que por la noche , yo veia cuando se desnudaba y se quedaba en braguitas antes de ponerse el camison. Me fascinaba ver aquellos muslos rellenos, tan bien torneados, pero no pasaba de ser una fascinacion platonica puesto que yo aun no era hombre y solo usabamos la cama para dormir; ademas tenia carta blanca para educarme y a menudo me daba una bofetada o me blandia con un cinturon si desobedecia en algo o mostraba reticencias al aseo, por eso le tenia un profundo respeto y temor.
Pero fue como decia a los once a_os, cuando, en la soledad del cuarto de ba_o, y con la foto de una actriz de cine en ba_ador, empece a menosearme el pene. Ya estaba acostumbrado a ver como crecia con estas caricias, pero ese dia, cuanto mas lo tocaba, mas crecia y mayor era el placer que obtenia, asi que el masaje fue creciendo y creciendo en rapidez y agresibidad, hasta que en un momento senti tal placer que se me nublo la vista, crei que me estaba meando, y un liquido lechoso y de gran viscosidad se habia derramado en mi mano.
El susto fue tremendo, no tenia ni idea de que podia ser aquello ni las graves consecuencias que podia acarrearme. El pene perdio rapidamente su ereccion y yo comence a mirarme para convencerme de que estaba completo.
Asustado como estaba, me lave las manos y me asee completamente para no dejar huella de nada, y rapidamente tome la decision de no contar a nadie lo que me habia ocurrido. Pense que si notaba algo extra_o me llevarian al medico y yo me haria de nuevas.
Asi pase un dia con el temor a cuestas, pero al segundo, y sin que me hubiera ocurrido nada de especial mencion, volvi a sentir el deseo de tocarme como la otra vez, y sin poder contenerme lo hice, y volvio a ocurrir lo mismo. De nuevo el tremendo susto y el arrepentimiento posterior, y de nuevo las mismas reflexiones.
No fue hasta la tercera o cuarta vez, que oyendo la conversacion de unos mayores en el colegio, comence a hilar cabos y comprender algo de lo que me estaba ocurriendo.
Comprendi que era algo normal, y que entraba en una nueva fase de mi vida. Como una esponja, avido de conocimiento, empece a empaparme de informacion de todas partes, unas buenas y otras malas, pero lo mas importante era que me habia desaparecido el miedo a lo desconocido, y asi, dia tras dia, repetia la operacion de masturbarme en solitario.
La imaginacion, cada vez mas abierta buscaba nuevos temas eroticos, y la vision de Manuela por las noches cuando se ponia el camison, me tenia obsesionado, hasta el punto que cuando apagaba la luz y yo la creia dormida, me arrimaba para rozar mi pene erecto con ella y abandonarme al placer que me producia.
Algunas veces llegue a pensar que se hacia la dormida y que en el fondo disfrutaba con mis caricias furtivas.
Una noche me quede dormido mientras mantenia mi cuerpo pegado literalmente a su espalda, y en sue_os senti tal sensacion de gusto, que sin poder hacer nada por evitarlo, deje su camison y parte del muslo completamente manchado con mi polucion.
La reaccion fue fulminante, se levanto, me llamo cerdo y otras lindezas. Se fue a limpiar, y volvio con aquel cinturon que yo conocia de otras veces. Me dejo el trasero completamente marcado a correazos sin que saliera un suspiro de mi boca, por temor a que se despertaran mis padres y se enteraran de lo ocurrido, pero las lagrimas eran todo un manantial.
Cuando se calmo, volvimos a la cama y me dijo que por esta vez no diria nada. Sin embargo dos noches mas tarde, estaba de un talante completamente distinto, y antes de dormir, me acaricio el pene y me pregunto si lo pasaba mal cuando estaba excitado. Le dije que si, y la respuesta a sus caricias fue una inmediata ereccion.
Pobrecito Me dijo Eso es que tienes algo en estas bolsas que te sobra y hay que sacarlo
Asi comenzo la tarea de masturbarme, y en unos pocos segindos eyaculaba dejando sus manos llenas de liquido seminal.
Se limpio con un pa_o y luego me lleno de caricias y besos como nunca habia conocido, despues nos acostamos y fue ella quien me abrazo, y nuestros cuerpos se frotaron en la obscuridad de la alcoba hasta que la senti jadear silenciosamente, y tras unos ahogados suspiros, se relajo, y nos quedamos dormidos profundamente.
Manuela tenia un novio que dos veces por semana venia a cortejarla. Salian al cine o al baile, y regresaban ya anochecido. Alguna vez les sorprendi abrazados en la penumbra del portal cuando regresaba, y pasaba de largo como si no los hubiera reconocido.
No tarde en darme cuenta de estas coincidencias en los cambios de humor de Manuela. Estos dias de salida con el novio le proporcionaban un talante alegre y dinamico, se volvia mas tolerante, y esto le duraba hasta el dia siguiente, pero luego volvia a ser la persona dominante y exigente que me propinaba tremendas palizas por las cosas mas nimias.
Poco a poco la relacion sexual que habiamos iniciado en el dormitorio, se fue haciendo mas firme, y una noche llegamos a completar el coito. Fue algo realmente maravilloso. Ella me ense_o todo lo que tenia que saber y se aprovecho bien de la inagotable fuente que yo representaba, pues casi estaba en estado de ereccion permanente, pero la otra cara de esta situacion tan placentera, eran los continuos cambios de caracter de ella; tan pronto estabamos haciendo el amor, como descargaba toda su ira y agresibidad dandome soberanas palizas con aquel cinturon de cuero, al que llegue a temer como si fuera la representacion de todas las fuerzas del mal.
Cuando estaba en visperas de tener el periodo, se volvia mas agresiva, y de mi trasero nunca desaparecian las marcas del cruel castigo.
Un dia armado de valor, decidi esconder aquel cinturon diavolico para que no volviera a utilizarlo contra mi, pero no se si fue peor el remedio que la enfermedad, porque esto hizo aumentar su ira, y recurrio a una zapatilla que tenia el piso de suela (asi le llamaban al cuero), y el dolor que me producian los golpes en el trasero desnudo supero con creces al del cinturon. De nada servian mis suplicas ni los manantiales de lagrimas que vertia, hasta que no se calmaba no cesaba de pegarme. Luego a medida que se acercaba la noche ya se iba tornando mas melosa y finalmente perdonaba mi falta, que muchas veces ni yo mismo sabia en que habia consistido.
Ya en la cama, la historia era muy distinta: unos besos, unas caricias, y mi joven naturaleza surgia poderosa haciendome olvidar todo lo que no fuera aquel momento sensual; y asi, haciamos el amor hasta desfallecer, y a la ma_ana siguiente, aun despertaba con ereccion.
Pero los excesos de alguna manera, terminan por pagarse, y asi empece a perder peso y energias, y mis padres, viendo lo flacucho que me estaba quedando, decidieron llevarme al medico para ver que me pasaba.
Yo no quise revelar nunca la causa de mi desgaste, y aun pasando verguenza, les deje en la creencia de que aquello era el producto de un exceso de masturbaciones. Me costo una severa reprimenda y tener que aguantar un monton de consejos moralistas, pero aquello sirvio tambien de advertencia a Manuela, que desde entonces se dosifico algo mas y empezo a cuidarse de que comiera mucho y bien, y esto, empezo a convertirse para mi en otro suplicio a_adido.
Dos a_os mas duro mi relacion con Manuela, ella termino cortando con su novio, y al final se fue a trabajar en el extranjero, pero este periodo tan lleno de experiencias agridulces dejo marcada mi vida y mi comportamiento sexual para el futuro. Desde entonces el sexo, la humillacion y la tortura formaron en mi un paquete uniforme que viajaria conmigo el resto de mi vida.
2 respuestas
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