febrero 22, 2023

888 Vistas

febrero 22, 2023

888 Vistas

CONOCIENDO A LUCÍA. LOCURA DE PRIMERA VEZ.

0
(0)

Julio de 2019.

Llegamos a su apartamento que estaba situado en la primera planta del complejo. Sacó de su pequeño bolso las llaves y abrió la puerta. Se giró para decirme algo y no pude más, simplemente la besé. O me cruza la cara o por la puerta grande. Tardó un interminable segundo en reaccionar, hasta que sus húmedos labios empezaron a buscar los míos. Se separó. Me miró. Joder me estremecí. Aun me pasa. Qué increíblemente guapa es.

–Supongo que no hace falta que te pregunte si quieres pasar.

Entró en la habitación y la seguí. Cerré la puerta. La estancia era una austera especie de salón con una cocina americana al fondo que daba a un balcón. La luz que dejaba entrar era toda la necesaria para que esa noche quedara grabada como un negativo por siempre en mi mente.

Lucía cruzó el salón dirigiéndose a la única habitación que había en el apartamento. Creo que nadie con esa cojera podría ser tan sexy. Se quitó la camisa blanca que llevaba mientras caminaba dejándola caer sobre el suelo. Su estilizada figura resaltó todavía más. Recorrí con la mirada cada centímetro de esa figura. Su interminable espalda dejaba ver con cada movimiento su sensual musculatura. El cuello delgado y alto se entreveía a través de su morena y corta melena. Sentía como esa energía estática se estaba acumulando en una zona muy concreta de mi cuerpo. La seguí.

Entré en la habitación tras ella. Dos camas. Lucia y Mirka supuse. Aquella noche la atmósfera era pesada, húmeda, lúbrica. Las aspas de un ventilador de techo se afanaban inútilmente por rebajar la temperatura de la escena. Las gotas de sudor empezaban a condensarse en mi frente, mi cuello, por todo mi cuerpo.

Se sentó en el pie de una de las camas, apoyó sus brazos y se reclinó ligeramente hacia atrás al tiempo que separaba sus piernas. Su bronceado torso, únicamente provisto de la parte de arriba de un bikini que hacía las veces de sujetador, resaltaba hasta el infinito sus magníficos pechos. La luz nocturna refractaba sobre el torso de Lucía, que tampoco era ajena a esa pesada noche haciéndolo brillar. Dos pequeñas protuberancias que se marcaban en el bikini indicaban la ubicación exacta de sus pezones. La acumulación de excitación no era solo cosa mía. El pareo blanco de flores rojas y azules que vestía se había quedado embrollado sobre su cadera tras el movimiento de sus piernas, dejando ver ahora en todo su esplendor la más que observada braguita amarilla. Su monte de venus elevaba la tela en su cima dejando un pequeño hueco entre la parte inferior de su vientre y su sexo. Creo que no había sentido jamás una excitación como la de esa noche. La lubricidad de mi mente me llevaba por caminos nunca antes imaginados. Solo quería que ese instante se quedara conmigo para siempre.

Su mirada estaba fija en mí. ¡Qué ojos por Dios! Sus labios entreabiertos delataban una respiración ligeramente acelerada. Estaba a punto de devorar a su presa.

–Creo que ya has cumplido con tus deberes. Ya me he metido en la cama.

David vuelve aquí, 3,2,1. Debió pensar con razón que soy un absoluto idiota, pero no podía salir de mi ensimismamiento intentando retener hasta el más mínimo detalle de ese momento.

–Es mi primer día de celador, y me gustaría comprobar que estás bien, ya sabes, que no se nos pasa nada por alto. –Un idiota ocurrente, al menos, pensé.

Sonrió pícaramente. –Me parece la mejor decisión.

Mientras me aproximaba a la cama me quité la camisa, bastante empapada de sudor. Me senté a su lado. De cerca sus facciones eran más formidables todavía. Acerqué mi boca a su boca y la besé. Esta vez desde el primer momento fue distinto. Muy distinto. La lengua de Lucía tomaba la iniciativa en todo momento jugando conmigo. Mordía mis labios, besaba mis mejillas, mi cuello, untándolos con su suave saliva.

Puse mi mano en su cuello, en su hermoso y húmedo cuello. Parte de ese sudor se había traspasado a su preciosa melena morena. No hay nada que me produzca más lubricidad que el pelo de una chica húmedo. Mojado de cualquier cosa, sudor, agua, lluvia… dorada, lubricante, fluidos de cualquier tipo. Esa sensación inflamó más mi excitación.

Mis dedos empezaron a jugar con la lengua de Lucía, que los acogía en su boca mientras los bañaba en su saliva. Fui bajándolos lentamente por su barbilla, cuello, y me detuve en sus pechos. Ella me besó mientras yo los tocaba con mi mano por encima del bikini. Finalmente subí el bikini liberándolos. Sus manos habían empezado a palpar mi erección por encima del pantalón. Empecé a besar, a lamer cada uno de ellos dedicadamente. Lucía seguía masturbándome todavía por encima de mi ropa. Marcaba el tiempo. Constante. Sin precipitación.

Me miraba mientras el cadente ritmo de su movimiento se imponía entre todos mis sentidos. Lo Entendí. Nada de precipitaciones, el tiempo de aquella noche nos pertenecía, no nosotros a él. Me acompasé a ella.

Era momento de bajar un peldaño más. Me fije en su deliciosa braga amarilla. En que en la parte central su color era más intenso. Más húmedo. Su flujo estaba intentando brotar, abrirse paso ante cualquier obstáculo. Mis dedos índice y corazón buscaron su clítoris por encima de su ropa interior. Un estremecimiento de su cadera indicó que habían logrado su destino. Su flujo permeaba la tela. Empapaba mis dedos con un delicado y sedoso elixir. Llevé los dedos a mi boca. Los saboreé. Ella me besó. Quería compartirlo. Yo seguía masturbando a Lucía siguiendo su ritmo. Mi respiración empezaba a acelerarse. Sus exhalaciones se acentuaban. Eran más intensas al igual que las mías. Nuestros cuerpos se plegaban a ese ritmo. Placer. Por primera vez era consciente de estar recorriendo un viaje al éxtasis, y disfrutaba conscientemente de cada segundo, de cada instante.

Con un suave y decidido ademán me invitó a levantarme. Me puse frente a ella. Desabrochó el botón y bajó la cremallera de mi pantalón. La erección era más que evidente. Antes de descubrir el trofeo, una vez más pasó sus manos por encima de pantalón, lentamente acariciando toda mi erección. Con mi ayuda bajamos el pantalón que, salvando la primera resistencia de mi entrepierna, cayó rápidamente a mis tobillos, mostrando en todo su esplendor mi miembro totalmente erecto. Estaba tan excitado que podía sentir mi prepucio latiendo.

Lucía empezó a masajearlo con sus dos manos. Se lo llevó a la boca. La cálida humedad de su boca estremeció todo mi miembro. Su legua recorría de forma experta el glande, deteniéndose, jugueteando en su cima y seguidamente lo introducía en su boca. La felación se iba haciendo cada vez más profunda, cada vez más salvaje.

Lucía se había introducido en su boca y garganta casi tres cuartas partes. El sonido gutural de la saliva que rebosaba por mi pene cada vez que entraba y salía de su cavidad daba música al pesado clima creado en esa habitación.

Unos espasmos hicieron temblar mi mástil. Lucía lo notó y cesó la felación. Cuando apartó su boca una importante cantidad de saliva se derramó por mi pene, mojando mis testículos y derramándose en el suelo. Algunos hilos de saliva se resistían a desconectar sus labios de mi reluciente pene.

–Hace algún tiempo que no… que no tengo una actuación en directo. –Algún tiempo le dije… más de dos meses que no me acostaba con ninguna chica.

Lucía sonrió. –No te preocupes, solo haz lo que yo te diga y no tendrás problemas con el guion.

Se levantó abrazándome el cuello. Me besó. Libidinosamente. Su mojada boca recorrió mis labios, mi barbilla. Su lengua se detuvo en una de mis orejas, succionando su lóbulo. Mis manos bajaron por su espalda hasta llegar a su culo. Me dejé llevar. Firme, terso. Se endurecía cada vez que Lucía apretaba su pelvis contra mi pene. Aparté sus bragas con una mano y me introduje entre sus glúteos. Acaricié su ano. Pequeño, protuberante. Seguí bajando por su suelo pélvico. Su flujo facilitaba el deslizamiento de mis dedos que pronto llegaron a la zona inferior de su vagina. Me recreé masajeando su vagina, jugando con sus labios. Lucía facilitaba la tarea elevando su precioso culo mientras mordía mi cuello.

NdA. Publico semanalmente un nuevo capítulo de la novela AZULAZULAZUL en Substack.

¿Que te ha parecido este relato?

¡Haz clic en una estrella para puntuarlo!

Promedio de puntuación 0 / 5. Recuento de votos: 0

Hasta ahora, ¡no hay votos!. Sé el primero en puntuar este relato.

Una respuesta

  1. helenx

    Stop jerk off. I know a site where thousands of single girls are waiting to be fucked. Look at them: http://xnice.fun/rt

Deja un comentario

También te puede interesar

parte 2

anonimo

21/08/2013

parte 2

mi amigo y yo...

anonimo

15/05/2013

mi amigo y yo...

Kinki

anonimo

20/10/2018

Kinki
Scroll al inicio