Eran las nueve y media de la noche cuando yo seguía en la oficina. Tengo 32, mi nombre es Ricardo y trabajo en una empresa de inmuebles. 

A esa hora nadie debía estar en la oficina, pero le pedí al jefe que me diera un día libre y que trabajaría extra toda la semana. Así que ahí estaba yo en la oficina descargando archivos y firmando papeles. 

Mi estómago crujió, fue cuando decidí pedir una hamburguesa. Mientras mi pedido llegaba revisaba el celular. Ya eran las 10:00 y pronto tendría que ir a casa con mi chica, que no paraba de enviarme mensajes sexuales. Me prendí tanto que empecé a buscar páginas porno para irme calentando. Nunca supe muy bien mi orientación sexual pero se que me prendían los culos, daba igual si de mujer u hombre, por eso es que las chicas me aman o por lo menos en cama, porque les gusta mi culo trabajado entre otras características de mi cuerpo que entreno en el gym.

El portero me llamo a preguntar si recibiría el domicilio, a lo cual respondí que diese acceso. Al subir era un chico de unos 18, tenia los lados de la cabeza rapada y una punta de machito con unos jeans que me hicieron fijarme directamente en su culo. El chico tampoco paraba de mirarme mientras le di la espalda para buscar el dinero.

– Dandole duro al trabajo ah?

– jaj si. Si no fuera por el trabajo le estaría dando duro a otras cosas- le dije riéndonos. El chico se acercó a mi bastante, como si me fueses intimidar ya Que el era más alto:

– entonces te gusta lo duro – me dijo

– si, hasta sudar- le dije. Nos besamos bruscamente. Le quite la camisa, tenía buen cuerpo cosa que bese en todos lados. Lo voltee contra mi escritorio apartando el computador. Me desabotone la camisa y me la quite mientras nos bajábamos los pantalones.

– déjate la corbata, la utilizaremos después.- me dijo.

Me puse el condon y le metí mi gruesa verga por su culito rico. Yo gemía como loca  mientras me impulsaba con el borde de la mesa. Sentí que me correria  así que paré. Sus fuertes y tatuados  brazos me cogieron y me pusieron sobre la mesa mirando hacia él techo. Su musculoso cuerpo me imnotizaba. El sudor le resbalaba por su duro pecho y cuadritos. Era un joven de esos que las chicas aman acostarse con ellos, más su culo de machote.

– con que duró ah?- me dijo 

Vi su miembro. Era grande, no larguísimo pero gruesote, me lo enterró sin piedad, a lo que yo respondí con un gemido de liberación. En ese momento mi celular que estaba al lado sonó. Era el portero. El joven paro de follarme para que contestara.

– Doctor Ricardo, el joven del domicilio no ha salido?- me dijo

– No don Pedro, es que yo le dije que saliera por la puerta de atrás- entonces me lo metió aún más- ahhh que sueño- hice para disimular- no se preocupe que yo lo vi sa…lir del conjunto – y colgué para gemir libremente.

– mmm puerta de atrás la que te estoy llenando de leche- me dijo gruñendo. Poco después recibí otra llamada, pero fue para el chico. El no paro y siguió follandome. 

– Amor estoy en un trancon, llego pronto- decía. 

Cuando colgó me dijo “prepárate que me vengo” entonces se monto encima del escritorio y yo le agarre el culo. Yo azotaba su culo muy duro mientras el jalaba mi corbata. Le azote tan rico que en una, se corrio en todo mi abdomen. Pero si polla aún quería más sexo. Le dije que me correria, entonces nos masturbamos frente a frente, a ver quien se Corria más rico. Le corrí primero, manchando el piso le lefa y su abdomen moreno, pero luego el explotó, sacó chorros de semen espesos que cayeron en las hojas que tenía que firmar.

-Límpiame- me ordenó. Luego me escribió su número y se vistió. Hice lo mismo no sin antes limpiar el desastre. Nos fuimos juntos ya que me ofrecí llevarlo a su casa que quedaba en la vía. Le hice una manada en el carro y se marchó. Llegue a mi casa con mi novia dormida. Agregué el contacto, su foto de perfil era su abdomen rico y marcado que hace unos minutos me estaba enterrando un palo grueso.