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junio 19, 2023

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Las Vacaciones de David (1)

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David era un joven de 18 años muy guapo, alto, delgado y musculoso, se cuidaba con el deporte la alimentación y quería ser profesor de Educación Física. Acababa de aprobar lo que antes se conocía en España como selectividad y se fue, como premio, a pasar unos días con su hermano mayor, apenas 3 años, Jorge tenía gran parecido con David, este era rubio y curiosamente Jorge moreno, los 2 llevaban el pelo muy corto, Jorge era un poquito más bajo y menos musculoso que David. Jorge había dejado el hogar familiar porque quería probar suerte en el fútbol profesional, tenía cualidades para ello y le había fichado el equipo de esta localidad costera que se encontraba en una categoría inferior a la profesional, no cobraba mucho pero le dejaban casa y podía vivir sin problemas. Además, creía que este equipo podía ser un buen trampolín para dar el salto a ese fútbol profesional y ganar mucho dinero. Otro motivo por el que se había ido de casa era que no se llevaba demasiado bien con sus padres, todo empeoró a raíz de que les confesó que era homosexual e incluso les presentó a su novio. Los padres no se lo tomaron nada bien y, en cuanto le salió la oportunidad, se marchó de casa. Actualmente, vive solo pues su relación no había funcionado por diversos motivos.

David comparte muchas cosas con Jorge, su pasión por el fútbol… y por los hombres. Y es que ha aceptado que es homosexual, aunque lo mantiene en secreto para que no se enteren sus intolerantes padres, a los que no les ha hecho mucha gracia que fuera a pasar estos días con su hermano pero como ya es mayor de edad han tenido que aceptarlo. 

David todavía no ha tenido ninguna relación sexual con otro hombre. Una vez, con 16 años, lo intentó con una chica pero no salió bien. Fue entonces cuando se dío cuenta de que le gustaban los hombres. 

Lleva ya un par de días en la costa y está de relax, el primer día, por la mañana salió a dar una vuelta por la ciudad, por la tarde a la playa y por la noche no salió. Su hermano prefería sacrificar la noche por el deporte. Y David también se quedó en casa, tampoco le importó mucho, estaba con su hermano al que veía poco y hablaron de sus cosas. 

Al día siguiente, Jorge entrenaba y aconsejó a David que fuera a una piscina privada que había en las afueras. Conocían a Jorge y lo iban a tratar bien. El club tenía piscina, sauna y gimnasio y era exclusivo para hombres. Jorge se lo había comentado por si se sentía incómodo pero David dijo que no le importaba que él quería un sitio tranquilo donde poder tomar el sol y relajarse. Así que llegó allí, le enseñaron el sitio y decidió ir a la piscina. Se puso el bañador, colocó la toalla en la hierba y se tumbó. Bajo sus gafas de sol no podía dejar de mirar aquellos cuerpos que nadaban, tomaban el sol o paseaban por la piscina. Además su hermano había olvidado comentarle que la mayoría iban totalmente desnudos. El joven David estaba abrumado y no sabía donde mirar aunque lo disimulara. Un rato después, alguien se acercó donde estaba David, era un hombre alto, delgado y musculoso de unos 30 años. Estaba muy bien dotado y al chico se le iban los ojos sobre su cuerpo. Menos mal que las gafas de sol le permitían disimular. 

– ¿Te importa que me tumbe aquí? – preguntó el recién llegado 

– No – contestó con timidez David 

El hombre colocó su toalla y comenzó a darse crema solar mientras David no dejaba de mirarlo. 

– ¿Habías estado antes por aquí? – preguntó el hombre – No recuerdo haberte visto antes. 

– Es la primera vez que vengo – respondió David – Estoy de vacaciones. 

– ¡ Qué suerte tienes! – yo estoy trabajando. 

– ¿ Cómo qué estás trabajando? – le pregunto sorprendido David – Si estás aquí tomando el sol. 

– Parece un poquito raro jajajaja – respondió divertido el hombre – Soy el dueño de este club y ahora que está la cosa más tranquila aprovecho para relajarme un rato. Por cierto me llamo Oscar. 

– Yo David 

– Encantado, David, perdona que no te de la mano pero la llevo muy manchada de crema. 

– No pasa nada – le respondió sonriendo David – encantado también. 

– ¿Y cómo has venido a este club? – volvió a preguntar Óscar – ¿Te gusta estar aquí? 

– Me gusta mucho – contesto David – He aprobado el acceso a la Universidad y estoy pasando unos días de vacaciones con mi hermano, que es quien me ha traído aquí. 

David le contó quien era su hermano y Óscar le respondió que lo conocía y que se llevaba bien con él. 

– Así que eres un estudiante aplicado, espero que puedas hacerme un favor – le solicito Óscar – No me puedo dar bien la crema por la espalda, pónmela tú, por favor. 

» Creía que esto solo pasaba en las películas», pensó David. 

– Vale. 

Óscar se tumbó de espaldas y David se colocó al lado de él y comenzó a darle la crema solar. Por la espalda y por las piernas. 

– ¿No te olvidas de algo? – preguntó divertido Óscar 

– ¿ Olvidarme? 

– En mi trasero también da el sol y también necesita crema – le informo medio riendo Óscar – Y no has puesto nada. 

David volvió a coger el frasco y tímidamente le extendió por el trasero de Óscar. Le gustaba tocarlo pero tenía miedo de que Óscar lo notase. 

– Pon más crema, por favor, has puesto poca. Y puedes usar las 2 manos – le dijo Oscar. 

Ante esto, David cogió mucha crema y colocó cada una de sus manos sobre las nalgas de Óscar y la extendió con suavidad. 

– Así está mucho mejor – expresó satisfecho Óscar – Como veo que tienes buenas manos te voy a pedir otro favor. 

David se quedó un poco sorprendido mientras Óscar seguía hablando. 

– Llevo los hombros cargadísimos y la espalda hecha polvo y he notado que tienes buenas manos, ¿ Podrías darme un masaje? 

– Pero yo nunca le he dado un masaje a nadie, no se como hacerlo, – contestó sorprendido David – no me gustaría hacerte daño sin querer. 

– Tranquilo, yo te digo lo que tienes que hacer, tú solo sigue mis instrucciones. 

David no veía nada claro aquello pero se dejó llevar por la confianza que le transmitía Óscar. 

– Vamos dentro – le indicó Óscar – qué llevó al chico a una sala del gimnasio donde se daban masajes. 

– Toma esto – le dío una botella de aceite – y me lo pones como antes me has puesto la crema solar. 

David la cogió mientras Óscar se tumbaba boca abajo en la camilla y le pidió que se acercara. 

– Ahora pon tus manos sobre mis hombros y muévelos. 

David empezó a hacer lo que le pedía Óscar hasta que a los pocos segundos, un quejido de éste le interrumpió en seco. 

– Así no que me vas a romper el hombro. 

– Ya te dije que no sabía y que te podía hacer daño. 

– Tienes que estar más relajado y hacerlo como yo te diga, sobre todo tranquilo. 

Óscar iba guiando y le decía como mover las manos y donde y en que músculos apretar. David cogía confianza y le gustaba aquello. 

– Ya sabía yo que ibas a ser un gran masajista – le decía Óscar – Con esa manos no podía ser de otra manera. Me estás dejando como nuevo. 

David sonreía y pasaba sus manos una y otra vez por la espalda de Óscar. Cada vez iba bajando más. Le gustaba masajear a Óscar y cada vez iba bajando más, llegando a acariciar la parte superior del culo de Óscar. David miraba su cara y comprobaba que le gustaba aquello. Y bajaba más en cada pasada. 

– Muy bien nene – susurraba Óscar complacido – Lo haces muy bien. 

Aquello era una invitación para que David siguiera masajeando el culo de Óscar y David no la desaprovechó. Ya se olvidó de la espalda y se centró en ese culito que tanto le gustaba, masajeándolo y acariciando aquellas nalgas con cariño y suavidad. Sus dedos llegaron, poco a poco, hasta dentro del culo de Óscar, al que se le empezaban a escapar suaves gemidos. Sin embargo, el sonido del móvil de Óscar interrumpió aquel momento mágico. El dueño del club se levantó, muy a su pesar y contestó la llamada contrariado. 

– Lo siento nene, el deber me llama – se disculpó contrariado Óscar – Pero esto no acaba aquí. 

Óscar beso a David en los labios y le indicó por donde tenía que salir. El muchacho se fue con sensaciones contrapuestas, por un lado decepcionado por aquella inoportuna interrupción pero por otro contento con las sensaciones que había sentido.

Y como le dijo Óscar, aquello no acaba aquí ni mucho menos, las vacaciones de David no habían hecho más que comenzar. 

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Una respuesta

  1. helenx

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