Por
Anónimo
Los azotes de mi padre
Me llamo Ana Isabel. Tengo 19 años y lo que os voy a contar sucede desde hace seis. En fin, mi madre murió cuando yo tenía doce años, la marcha de mi mama supuso una pérdida en casa que nos afectaría a mi padre y a mí. Soy una chica con muchas curvas, de 1,66 de altura tengo unas medidas que muchas mujeres anhelan. 115-60-90.
Mi padre siempre vio en mí a una niña muy desarrollada para su edad y en más de una ocasión le pillé espiándome tras la puerta del baño o en mi habitación. Yo, lejos de incomodarme siempre he dejado que me mirase, eso me hacía sentirme bella. Al año de morir mi madre las cosas por la casa eran insostenibles en cuestión al sexo. Mi papa estaba desesperado sin mi madre a su lado y él lo pasaba realmente mal, viéndome pasear semidesnuda por la casa. Una noche de verano no aguantó más y tras ver una película juntos me ordenó que le acompañase a su habitación. Al principio pensé que me iba a dar un vestido de mi madre que llevaba mucho tiempo pidiéndoselo, pero al llegar a su cuarto observé que se había desnudado por completo y que su miembro estaba erecto. Me quedé paralizada en la puerta, pero mi papa me ordenó que entrase, que ya no aguantaba más. Lo hice y cerré la puerta tras de mí. Me dijo que me desnudase; lo hice bien por miedo o bien porque de alguna manera yo sabía que aquello tarde o temprano iba a suceder. La verdad es que me sentía atraída por mi padre, me parecía un hombre atractivo, varonil y elegante, además de poseer la polla más grande que jamás había visto, ni en películas porno las había visto como la de mi padre. Ya le había visto alguna vez en la ducha, pajeándose sin saber que yo le observaba por el espejo desde fuera.
Me desnudé por completo, entonces vino donde mí y me acarició muy despacio mirándome a los ojos. Me dijo que estuviese tranquila que me iba a gustar mucho. No dije palabra alguna, tan solo me dejé llevar entregándome a él, pensando de alguna manera que se lo debía por la ausencia de mi mama. Quien mejor que yo para saciar su apetito sexual?
Me llevó hasta el fondo de la habitación, allí cogió una cuerda que la pasó por encima de la viga de madera que está allí. Hábilmente deslizó la cuerda y la pasó por las muñecas de mis manos, quedando atada con los brazos estirados hacia arriba. Después con un pañuelo negro me tapó los ojos y me preguntó que si tenía miedo. Negué. No sé si tenía miedo o no, lo que sé es que estaba excitada, sentir su piel caliente en mi espalda mientras me ataba me puso cachonda. Luego sin ver ya nada noté algo en la boca, me colocó una bola atada, de las que he visto alguna vez en las películas…me gustó la sensación de sentirme indefensa ante mi papa. Pero no sabía que me iba a hacer. Mi oídos se aguzaron intentaba recrear los sonidos, para interpretar lo que estaba pasando. Escuché como mi padre abría un cajón y cogía algo de él. Se acercó a mí y me dijo que me iba a castigar por lo puta que era. Que siempre le estaba poniendo la polla tiesa, coqueteando por la casa. Noté que se puso tras de mí a cierta distancia y, de repente, zassssssss un fustazo en mi trasero que me hizo retorcerme de dolor a la vez que emergía un alargado grito tapado por la bola que tenía en mi boca; he de reconocer que me asusté e intenté mirar a mi papa entre la oscuridad de mi pañuelo, pero antes de que pudiese emitir cualquier gesto, zasssssssss un segundo golpe en mis nalgas, eran azotes duros, sin compasión, me retorcía implorando perdón, haciéndome daño en las muñecas con las cuerdas y además sin poder articular nada que entendiese mi padre, que por otra parte siguió azotando, cada vez más fuerte si cabe. A los diez minutos, que fueron infernales, sin parar de darme fustazos, mi culo estaba ardiendo. Pensé que estaba sangrando, mis lágrimas saladas entraban por la bola de mi boca y tragaba mi propio lamento. Entonces mi papa hizo un parón…pensé que ya no iba a seguir. Me habló, su voz era para mí como una salvación. Me decía que era muy mala y que ese castigo me lo tenía merecido. Se acercó a mí y me quitó la venda de mis ojos, vio como tenía toda la cara llena de lágrimas y le miré asustada. Por momentos pensé que iba a parar de castigarme. Después me quitó la bola y entonces implore por mi suerte, diciendo a mi padre que ya no me portaría mal, reconociendo que lo había hecho. Mi padre lejos de conmoverse siguió hablándome. Ves como tengo la polla nena?. Eso es porque me gusta azotar a las niñas malas como tú. A tú madre le encantaba que lo hiciese y, creo que a ti también te gusta…verdad zorra?
Comencé a implorar por mi suerte aún más si cabe. Mi padre me dio la vuelta diciendo que ya aprendería y cogió un látigo de puntas de cuero que me pasó por delante de mi cara y me tocó con él por mi coño. Tenía la polla erecta estaba excitado al máximo. Harás lo que te diga, serás mi esclava a partir de hoy y tu cuerpo y tu mente serán de mi propiedad. Dicho eso mi padre me azotó con el látigo en mis enormes pechos, que por cierto le volvían loco. Me estremecí de dolor, volvió a azotarlos con más fuerza y otra, otra y otra vez sin descanso hasta que mis gritos se fueron ahogando entre llantos de dolor y sollozos pidiendo compasión. Pero él no estaba dispuesto a concederme ningún descanso a mi piel. Así me tubo otros diez minutos al menos. Os aseguro que parecen horas. Hasta que al final dejé de retorcerme y de llorar. Mi padre se acercó a mí y comenzó a meterme mano en mi coño. Lo ves, ves como eres una puta, estás mojada entera puta zorra!!! con todo lo que has llorado y resulta que te gusta que te den fuerte verdad?
Casi por inercia contesté que si, dije que si una y otra vez mientras mi papa metía sus dedos en mi vagina por primera vez. Me estremecí de placer, aquello era sin dudar más placentero que la paliza que me había estado dando. Así que decidí no poner resistencia. Mi padre soltó el nudo de la viga y como si fuese un perro me llevó con la cuerda obligándome a estar a cuatro patas. Se sentó en la cama y me atrajo hasta él. Vamos chúpame la polla zorra!!! Haber si lo haces bien y no te castigo más.
Me acerque a su polla enorme mirándole a los ojos todo el rato, él me obligaba a hacerlo así, era la segunda vez que iba a chupar una polla, la primera fue en el insti, pero desde luego como la de mi padre no era. Empecé a lamer como había visto tantas veces en las películas porno, lo hacía con la lengua y la recorría entera desde sus grandes huevos hasta la misma punta de su pene amoratado de la excitación, después me la engullía todo lo que podía. Entonces mi padre soltó la cuerda, y yo cogí con mis manos su tranca. Aquello no se lo esperaba mi papa, él de alguna manera pensó que me levantaría de allí e intentaría irme. Pero me gustaba y además tenía miedo. Mientras intentaba meterme toda la polla hasta mi garganta se la meneaba con maestría , al menos eso decía él. Mientras más se lo hacía más me gustaba, hasta que noté como sus piernas se tensaban y al poco un chorro enorme de leche caliente iba directa a mi boca, tragué todo lo que pude,pero no dejaba de salir leche cada vez más fuerte, inundando mi cara por completo. Me gustó el sabor, era la primera vez que me tragaba semen, pero me gustó, me sentí que era capaz de poner a un hombre a cien, que era capaz de hacerle correr a lo bestia. Mi padre me cogió casi como si fuese una muñeca, él es un hombre alto y muy fuerte y yo pues con 1,66 y 50kg parecía eso, una muñeca. Me puso en la cama a cuatro patas y sin que su polla descansara comenzó a azotarme con ella en las nalgas; comencé a retorcerme de gusto, a sentir un calor por todo el cuerpo impropio y el dolor que tenía por los azotes recibidos comenzaron a convertirse en placer. Untó mi ano de saliva y después me lubricó con algo que sacó del cajón. Al poco noté como su enorme cipote intentaba hacerse paso por mi estrecho agujero del culito. Y lo hizo, muy despacio fue entrando hasta tener toda su polla dentro de mí. Me folló con rabia, sin descanso, azotando mis nalgas de nuevo con la palma de sus manos. Me gustó tanto que comencé a gritar como una gata en celo. Hasta que me corrí, descubriendo que me corría como si fuese una fuente, con un chorro enorme que salió disparado a las sábanas de la cama de mi papa.
Sin dejar descanso alguno mi padre me puso encima suyo y cabalgué por su polla hasta tener tres orgasmos más.
Después de aquel día me convertí en su esclava. Mi padre prosigue con sus azotes, que adoro. Follamos en cuanto nos vemos, ya que yo ahora estudio lejos y voy dos veces al mes. Aunque en verano y vacaciones estamos juntos. Llena todas mis fantasías y somos amantes sin que nadie sospeche de nada. Sí mi padre es mi amo, y yo lo he aceptado desde hace tiempo. Otro día os contaré más encuentros. Ya que han sido muy variados, desde contratar los servicios de escorts masculino y femeninos y hacer verdaderas orgías en nuestra casa, hasta de dejarme sola atada durante tres días sin comer, solo agua…pero le pertenezco y soy feliz….
2 respuestas
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