Y así es cómo se hizo cada día más amante de sí misma y el famoso juguete que le regalé fue mi más oprobioso enemigo porque no le hacía falta

ninguna otra cosa más que su propio placer .

Como la imaginación es libre y vuela alto , considero con razones suficientes que en el transcurso de la noche y dependiendo del sueño o de  su propia

voluntad mediante caricias manuales bien vulvares o en pezones o mejor con el juguetito.

Como el juguete se guarda en el cajón de la mesilla , ora sí ora también , el caso es que trabajo no le falta y cambia posición dentro del cajón

y socorre al menos una noche o dos a la semana a la samaritana  que le da de comer y beber .

El empoderamiento de la mujer ha perjudicado y mucho al hombre .

La autosuficiencia rebrotada aún más en el sexo y la autosatisfacción personal bien lubricada hace que sus bragas a menudo aparezcan salpicadas

de cierto color verdoso y lúbrico que para mi forma de pensar y porque soy el que lleva la lavadora en casa no ceja en su empeña semanal de

cobijar en su seno al amigo indoloro .