Me levanto en mi piso con un mensaje de Él.

– A las 10 te paso a buscar, vístete con lo que te regalé ayer.

Miro la caja que tengo encima del sofá, aún no la he abierto. Me meto en la ducha ràpido porqué tengo sólo veinte minutos antes que llegue y no le gusta que sea impuntual. Con el sabón recorriendo mi cuerpo siento escozor en mis muslos, me los toco. Duelen y estan hinchados. Salgo de la ducha y me miro al espejo, tengo las marcas de la fusta de ayer, fue una sesión dura, más de lo que me hubiera gustado pero no se lo dije. A Amo no le gusta cuando me quejo.

Me seco y abro la caja, una falta muy corta que casi no me cubre nada y una chaqueta de cuero. Nada más. Hay una nota «Tacones negros». Me visto con la falda, la chaqueta y los tacones, sin ropa interior. Cuando elige mi ropa no le gusta que me ponga más de lo que me ha preparado. Me miro una última vez antes de salir de casa, las marcas quedan totalmente expuestas, mi coño de humedece al pensar en la noche de ayer.

Amo está esperándome fuera en su moto, va vestido completamente de cuero negro, casco negro y guantes negros, realmente podría ser cualquiera. Me da un casco y subo. Me recuesto sobre su espalda y el aire me recorre el culo. Todo Barcelona va a ver mi culo en la moto. Los muslos me escuecen con el asineto de la moto. Recorremos gran parte de la Diagonal, carriles anchos, mucha gente veo que se me queda mirando cuando paramos en los semaforos. Estoy acostumbrada, me gusta, me pone. Arqueo la espalda para darles mejor vista de mi culo en pompa. Por el micro del casco me llega una orden:

– Abrete la chaqueta. – Lo hago.

En ese momento volvemeos a ponernos en marcha, me aferro a él y mis pechos notan el frío de su chaqueta, tengo los pezones muy duros. Cuento unos veinte minutos de autopista cuando paramos en una área de servicio. Me bajo de la moto y me quito el casco, la chaqueta me va grande y aún llevándola desabrochada no se ve mucho de lo que hay debajo. Amo aún no se ha quitado el casco, me coje de la mano y me lleva detrás del àrea de servicio, es todo bosque pero hay un banco y unas mesas de picnic. Me quita la chaqueta y quedo en medio de la nada con una minifalda azul y unos tacones negros, recuerdo que he dejado el asiento de la moto empapado de lo húmeda que estoy, mis pechos esperan ya su contacto. 

Saca una cuerda de un bolsillo y me ata los pechos con ella, una atadura muy simple pero que poco va poniendo mis enormes pechos cada vez más rojos. Se saca la polla y me arrodillo a chuparsela, empiezo poco a poco chupando primero la cabeza y luego dando pequeños lametazos para mojarla toda entera para metermela mejor en la boca luego. Escucho ruído detrás de mí y veo a un hombre también vestido de motero de pie a escasos metros de nosotros. Amo me empuja la cabeza hacia su polla para que siga chupando, estoy disfrutando mucho.

El hombre no se mueve, sólo observa cómo le hago la felación a Amo, mis rodillas empiezan a doler de las hojas y branquillones del suelo y me levanto. Me siento en una de las mesas y abro las piernas, me empiezo a masturbar lentamente el clítoris, Amo no permite que me meta los dedos cuando me masturbo, solo el clítoris. El hombre que nos está mirando se saca su polla y se empieza a masturbar, Amo hace lo mismo. Estan los dos delante de mi, les miro los cascos a los dos imaginando sus caras debajo. Cierro los ojos y me masturbo cada vez mas fuerte alternando movimientos, estoy a punto de correrme cuando Amo me empieza a follar duro, noto su polla más grande que de normal, disfruto aún más. Sigo masturbándome el clítoris mientras me sigui follando, mis pechos tienen un color tirando ya a lila y noto ese hormigueo en pas puntas de los pezones de que las sangre ya empieza a no llegar. Me quiero correr, nuestro acompañante no se ha acercado ni tan siquiera un poco, sigue con su polla en la mano y haciendose una paja. Me folla fuerte, mis pechos botan, son dos pelotas hinchadas y duras, se oye el chip-chop de mi coño húmedo cuando su polla entra y sale de mí, no está usando condón, noto toda su polla entera. Amo me coje del cuello y me hace arrodillarme, se la chupo hasta que se corre, su semen sale de mi boca y cae por mis pechos. En ese momento el hombre misterioso sí se acerca y se corre también en mis pechos, sin tocarme ni yo a él. Me levanto y vuelvo a mi posición anterior, sentada en la mesa con las piernas abiertas, sólo me puedo correr cuando Amo lo haya echo ya.

Noto mi coño mucho más húmedo que antes, el semen calinte en mis pechos alívia el dolor de las ataduras mientras alguna gota ya caen por mi abdomen, ese mismo dolor me pone más caliente a medida que va creciendo, rodeo el clítoris con dos de mis dedos y me empiezo a masturbar, me corro a los pocos minutos. Ellos dos se han guardado sus pollas y estan ahí de pie mirándome. Amo coje mi chaqueta del suelo, me la deja sobre de la mesa y se va. Hago ademán de ponermela e irme con él pero el desconocido me lo impide. Eso ya no me gusta tanto. 

– ¿Te ha gustado?- Esa voz.

– Sí, mucho.

– ¿Te ha gustado que un desconocido te folle?- Esa voz. La polla más grande que de normal. Amo se quita el casco mientras veo irse la moto con la que he venido hasta aquí.