Estaba de trabajo en nuestra hacienda, era sábado por la tarde y no había nadie trabajando, así que aproveche para hacer una supervisión. Al pasar por el taller oí un ruido y entré sigiloso para ver que ocurría.

Mi sorpresa fue mayuscula cuando descubrí a mi hijo cabalgando sobre el pene de un obrero. Este estaba tranquilo, sentado, y gimiendo de placer, mientras mi hijo se daba con furia moviendose lujuriosamente y gimiendo ruidosamente de placer. Me escondí para ver que más pasaba. El obrero es un negro enorme, muy musculoso de unos 40 años; mi hijo es un joven rubio, delgado, de 19 años. Pronto, el obrero eyaculó violentamente dentro del ano de Andy y vi como el también acababa intensamente. Ambos gemían ruidosamente de placer. El obrero atrajo a Andy hacia el, y besó su cuello y hombros, mientras sus manos tocaban a mi hijo sin pudor. Vi salir aquel falo de las entrañas de Andy y no comprendí como no lo había destrozado. Al salir se besaron largamente con deseo. El negro manoseaba a mi hijo como lo hace un hombre con una mujer que le gusta mucho, y Andy respondía a sus besos y caricias sin ningún pudor. Después de un rato vi a andy mamar el huevo de aquel negro y beberse todo su semen. Luego se fueron a bañar y volvieron para continuar su fiesta.

Al ver a aquel hombre eyacular por tercera vez en mi hijo me alejé sin hacer ruido, y me fuí a la casa.

Andy llegó 2 horas más tarde con aquel hombre y me lo presentó como Miguel, Pude ver que medía más de 1.90 m y pesaba unos 110 kg, mientras que Andy mide 1.74 m y pesa 70 kg. Al irse Miguel, Andy empezó a conversar conmigo y le pregunté desde cuando era gay, se cortó, pero me dijo que era la mujer de Miguel desde hacía 2 semanas, y que con el se había iniciado. Me dijo que lo amaba y quería serguir siendo suya, y me pidió que lo aceptara. Después de hablar largamente con Andy hice llamar a Miguel, y al ver que realmente se querían accedí. Desde ese día duermen juntos y son pareja abiertamente. Nunca imaginé que esto podría ocurrirme