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El mejor mes de mi vida (segunda parte)
Erika 02: El mejor mes de mi vida (continuación).
En mi relato anterior les conté como, después de mucho tiempo de no estar con ningún hombre y llevada por las ganas, me atreví a intentar algo con Jorge, el ex-novio de mi compañera de apartamento, durante las vacaciones de mitad de año de la universidad. A pesar de mis miedos, todo terminó saliendo muy bien, y no sólo descubrí que a Jorge lo atraían mucho los hombres con apariencia andrógina o femenina, y pude vestirme para él, sino que además terminamos teniendo una espectacular faena de sexo y pasión.
Siguiendo con la historia, después de que Jorge se viniera dentro de mí y me hiciera alcanzar un tremendo orgasmo anal, nos tomamos un momento para recuperar un poco el aliento. Mi miedo de que me rechazara después de superada la primera pasión se había desvanecido, y él seguía dándome besos apasionados y tratándome como toda una nena. Nos limpie a ambos con el pañuelo que había sacado de mi bolso, ya que no quería manchar el mueble, volví a ponerme mi tanga rosa frente a él, para que viera como se me metía entre las nalgas, y me senté a su lado, recostando mi cabeza en su hombro. Nos quedamos en silencio durante un par de minutos, hasta que finalmente él habló:
-Eso fue increíble mami, por fin cumplí mi fantasía. De ahora en adelante vas a ser mi mujercita… Bueno, si tú quieres… ¿te gustaría ser mi novia?
-Claro amor, tu novia, tu amante, tu hembra y todo lo que tú quieras. Recuerda que tú me quitaste la virginidad anal, así que ahora soy toda tuya. Quiero hacer de todo contigo.
-Dame unos minutos para descansar mamacita, y te prometo que te sigo haciendo ver estrellas.
-No te preocupes, descansa todo lo que quieras, yo también necesito un rato para reponerme, todavía me tiemblan las piernas de esa clavada que me diste. Además, no hay afán, apenas son las ocho y tenemos toda la noche por delante, por no decir todo un mes.
-¿Todo un mes?
-Sí, todo un mes. No pienso irme de vacaciones a mi casa y Raquel no vuelve hasta dentro de más de un mes. Así que tenemos el apartamento para nosotros dos solos por todo ese tiempo… ¿Qué te parece si comemos algo?
-Yo lo único que quiero comer es ese culito tuyo tan rico mami.
-Tranquilo, el postre viene después de la comida. Y te tengo preparado algo especial…
No dije nada más para dejarlo intrigado, y me fui a la cocina a preparar algo rápido, aunque primero pasé por el cuarto de Raquel para cambiarme al falda, ya que la que tenía puesta estaba muy manchada de semen por ambos lados. Escogí otra minifalda, también rosada, pero de licra, y mucho más ajustada. Después, cuando ya estaba cocinando, no puede evitar pensar en lo que estaba pasando en ese momento y sentirme realizada como mujer: estaba totalmente vestida de nena y maquillada, preparando comida para un hombre que acababa de darme una clavada fenomenal. Era el sueño de mi vida hecho realidad, y aunque no sabía cuánto tiempo iba a durar, decidí que iba a disfrutarlo todo lo posible. Él entro a la cocina, a ver que hacía, y sonrió al verme, diciendo que era toda una mujercita, preparando comida para mi hombre.
Después de comer, nos sentamos a ver televisión, besándonos y manoseándonos de vez en cuando. Así se nos fue el tiempo y un par de horas después, cuando ya eran las 10pm pasadas, me preguntó por el postre que le había mencionado. Le di las gracias por recordarme, y le dije que ya era buena hora para el postre, que pasara a mi habitación y me esperara acostado, mientras yo me arreglaba para la ocasión, que en unos 10 o 15 minutos estaría con él, y de inmediato me fui para el cuarto de Raquel, donde había dejado todo preparado desde la tarde.
Como ya había mencionado, además de la ropa de Raquel también tenía algunas prendas mías, la mayoría de ellas compradas anónimamente por internet, medio a través del cual también había comprado cosas como maquillaje y lubricante anal. Todas estas cosas las mantenía escondidas en una maleta debajo de mi cama. Como mi dinero era muy limitado, debía ahorrar bastante para poder comprar mis cosas, y por lo tanto escogía muy bien la ropa que iba a comprar, ya fuera porque me parecía muy sensual o porque era algo que realmente quisiera tener, como mis minifaldas rosadas (tengo una obsesión con las minifaldas rosadas) o mis tangas y cacheteros de encaje.
Entre estas cosas propias tenía el que consideraba mi juego de ropa interior favorito, conformado por un babydoll, una tanga que le hacía juego, un ligero y unas medias hasta la mitad del muslo. Todo era de color blanco, muy sensual y coqueto, con encajes, trasparencias y lacitos. Era el tipo de lencería erótica que usan las novias en la noche de bodas, y yo la había comprado en la página de una tienda para adultos, después de ahorrar varios meses, con la esperanza de algún día poder usarla para estar con un hombre, y ese día por fin había llegado. Así que rápidamente me desnudé, entré un instante al baño para limpiarme el trasero y la entrepierna, me puse el juego de ropa interior mencionado, me acomodé la peluca y me retoqué el maquillaje, para salir de inmediato hacía mi cuarto, donde Jorge me esperaba.
Cuando entré estaba acostado en la cama y sólo tenía puestos sus boxers, por lo que podía apreciarse su cuerpo atlético y masculino. Entré sin anunciarme, contoneándome como si estuviera en una pasarela, y al llegar al borde de la cama di una vuelta para que pudiera ver mejor lo que llevaba puesto. El babydoll era bastante corto por detrás, y la tanga muy pequeña, por lo que tenía prácticamente el trasero al aire, y pude oír un silbido de aprobación cuando le di la espalda.
-Que rica estás mamacita, que culito más lindo tienes, pareces salida de mis mejores fantasías.
-Tranquilo, que esas fantasías las vamos a cumplir todas.
El intentó levantarse de la cama, pero yo le hice un gesto para que se quedara acostado, y me subí a la cama, caminando a gatas lentamente hasta que estuve sobre él, con mi cara frente a la suya. Sin darle tiempo a decir nada más, empecé a besarlo con todas mis ganas, primero en su boca, durante un par de minutos, y luego fui bajando lentamente con mis labios por su cuello, su pecho y su abdomen, hasta llegar al bulto de su entrepierna. Empecé a besárselo y mordérselo suavemente por encima de la tela, y pude sentir como se podía nuevamente grande y duro. Entonces le baje sus boxers y volvía a llevarme nuevamente su verga a la boca.
Tenía un sabor y un olor más fuerte ahora, por los restos de semen que habían quedado de sus orgasmos hace un par de horas; pero eso no me resultó desagradable, por el contrario, me excitó mucho más, y me dedique a limpiarlo con mi lengua y mis labios, para luego chuparle un poco las bolas. Le hice unas cuantas mamadas profundas, pero esta vez fui más despacio, ya que no quería que se viniera tan rápido. Después de unos minutos jugando con su verga volvía subir por su cuerpo, y al llegar a su cara le dije:
-Ahora te toca a ti.
Jorge entendió lo que quería decirle, me tomo de los hombros y me acostó, cambiando así de posiciones para quedar él arriba, y empezó a besar mi rostro y boca, para luego pasar a mis oídos y mi cuello, bajar por mis hombros y llegar a mi pecho. Entonces me bajó un poco el escote del babydoll, y empezó a chupar suavemente mis pezones. Eso me puso súper caliente, y no pude evitar empezar a gemir y suspirar de puro placer, luego de un rato siguió bajando, llenando de besos mi ombligo y mi cintura. En ese momento me alzó las piernas y me quitó la tanga, para luego poner sus piernas sobre sus hombros, y empezar a lamer mi agujerito. Yo estaba bastante erecta, pero no quería que el viera mi pene, así que lo tapé con una de mis manos para que pudiera imaginar que estaba con una verdadera mujer. Sin embargo él, al darse cuenta, me quitó la mano.
-Tranquila, recuerda que a mí me excitan las chicas con pene, y eso por eso que quería estar contigo.
Dicho lo anterior, volvió a bajar la cabeza, y metió nuevamente su lengua en mi ano. Ahora estaba más dilatado, por la clavada de hace un rato, y su lengua entraba con mayor profundidad. A ratos alternaba la lengua con sus dedos, logrando meterme dos con facilidad. La verdad me tenía loca de placer, y ya no me aguantaba las ganas de volver a sentirlo dentro de mí, así que al final le grite, entre gemidos:
-Métemela de una vez, ya no me aguanto más, vuelve a hacerme sentir mujer.
-Así me gusta mami, que pidas verga con ganas, como toda una hembra.
Se arrodillo sobre la cama, puso nuevamente mis piernas sobre sus hombros, y me la metió mientras me miraba a la cara. Esta vez entró sin problemas, y por la posición la penetración fue mucho más profunda, sintiéndolo por completo dentro de mí, por lo cual no pude evitar dar un fuerte gemido de placer. Él se dio cuenta de lo mucho que estaba disfrutando, y empezó a bombear cada vez más fuerte y más rápido, volviéndome loca.
-Eso papi, así, rómpeme el culo, rómpemelo bien rico.
El no respondió nada, pero siguió aumentando la fuerza de sus embestidas. Después de un rato bajo mis piernas, poniéndolas alrededor de su cintura, y se dejó caer sobre mí, mientras seguía penetrándome. Al tenerlo encima mío quedé inmovilizada, y me sentía un tanto oprimida, pero me gustaba la sensación de sometimiento que me daba esa posición, el sentir el peso de su cuerpo sobre mí, el sentir su cara contra la mía, sentir sus besos mientras su verga me taladraba con fuerza. Después de unos minutos fue bajando el ritmo, y pensé que iba a venirse, pero luego noté que simplemente estaba cansado de tanto bombear.
-Acuéstate papi, déjame moverme ahora a mí.
Él me tomo de los brazos con fuerza y se giró, quedando nuevamente el acostado y yo encima, sin sacármela ni un instante. Yo empecé a moverme de arriba hacia abajo y de adelanta hacía atrás, para hacer más placentera para ambos la penetración. Estando arriba era yo quien llevaba el ritmo, y si bien me gustaba más sentirme sometida, el poder controlar la velocidad y la profundidad de la penetración era también muy placentero. No pasó mucho tiempo antes de que estuviera moviéndome sobre el como una poseída, gritando de placer al sentirlo su verga entrar y salir de mi culito.
Podía sentir que ambos estábamos a punto de venirnos, pero yo tenía algo especial en mente. Así que detuve el movimiento, y me levanté, dirigiéndome al tocador (en mi cuarto había un tocador femenino, que Raquel me había pedido que le guardara y que yo gustosamente había aceptado) para luego inclinarme sobre él, apoyando mis manos contra el mueble, mirando hacia el espejo y ofreciéndole mis nalgas a Jorge. Por el espejo podía ver lo que él hacía, y al principio puso cara de molesto, por haberle cortado el ritmo, pero luego entendió mi idea, se paró de la cama y se acercó a mí. Me abrió las piernas un poco, me levantó el culo, y volvió a meterme la verga de un solo golpe.
En esta posición yo podía ver en el espejo mi propia cara, y podía ver a Jorge de pie detrás de mí, dándome verga, que era justamente lo que quería. Ver el reflejo de mi propia cara de placer y ver como Jorge me daba con todas sus fuerzas hizo que me pusiera a tope, y después de un instante no pude aguantar más y me vine nuevamente, una vez más sin tocarme. Al notar mi orgasmo él también se dejó llevar y se vino nuevamente, sin embargo esta vez sacó su verga, y derramó su semen sobre mis nalgas y mi espalda, algo que hizo que me sintiera totalmente de su propiedad.
Descansamos por un instante, y yo aproveché para limpiarnos un poco a ambos con otro pañuelo. Jorge regresó a la cama, y se dejó caer totalmente agotado sobre el colchón, mientras me miraba con una mezcla de cansancio y de satisfacción. Yo lo seguí, volví a ponerme la tanga, me acomodé el babydoll, y me dejé caer a su lado, apoyando mi cabeza sobre su pecho, y él de inmediato me rodeo con su brazo. Estaba bastante cansada, y adolorida, pero era totalmente feliz. Desde mis experiencias con David (mi segundo chico), hace ya bastantes años, no había vuelto a sentirme tan realizada como mujer.
-Amor, discúlpame que te lo diga –me dijo el con un tono de broma-, pero resultaste más mucho más puta de lo que esperaba, se nota que te gusta muchísimo la verga.
Yo me puse muy roja con su afirmación, primero porque me había dicho amor, y segundo porque lo que decía era verdad, y por un instante no supe que responder. El notó mi vergüenza, y añadió:
-Tranquila amor, no te lo digo por mal. Todo lo contrario, eso me encanta, eres todo lo que había soñado y más. Sobre todo porque de ahora en adelante vas a ser solo para mí.
-Si amor –dije yo usando también la palabra-, de ahora en adelante soy tuya y sólo tuya, ya te lo había dicho. Y, en cuanto a lo otro, ya sabes lo que dicen sobre cómo ser una buena mujer: toca ser una dama en la calle, y una puta en la cama –y volví a besarlo.
Después de un instante a Jorge le ganó el cansancio y se quedó dormido, yo también tenía mucho sueño, pero la emoción no me dejaba dormir. No sólo por todo lo que había pasado esa noche, sino por la expectativa de todo lo que iba a suceder en el próximo mes, y eso que en ese momento no alcanzaba siquiera a imaginarme ni la mitad todo lo que pasaría en ese tiempo… Pero eso será algo que les contaré en otra ocasión…
Nota: espero que les haya gustado la segunda parte de la historia. Todavía faltarían una o dos más, para terminar de contar todo lo que viví en ese mes de lujuria y felicidad, y si mis relatos les gustan luego podría contarles algunas de mis otras experiencias, tanto antes como después de esta. Como siempre, espero sus preguntas y comentarios.
Relato editado el 09/04/2017
7 respuestas
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erika, divina!!!
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me vi totalmente reflejada en tus dos relatos iniciales…
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Gracias. Sinceramente pensé que no le habían gustado mis relatos a nadie, porque no había recibido ningún comentario.
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Por eso no había escrito la tercera parte.
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